Café amargo.


   Después de tantas horas mirando fijamente el humo del café y pensando sobre nada, decidió beberse su vida en un cálido trago. El sabor amargo inundó su garganta hasta desaparecer dejando dulce el paladar.


   Siempre había oído decir que olvidar era difícil, más aún una vida entera. Pero él lo había conseguido, o al menos eso creía. Había olvidado lo amargo, lo que le producía dolor, dejando solo los suspiros de los recuerdos bonitos y alegres; los únicos que merecían ser recordados.



   'Ojala fuese tan fácil olvidar como beber café.' se decía a sí mismo. 'El café de la taza desaparece y nunca vuelve. Sin embargo los recuerdos siempre acaban volviendo. El café quema, los recuerdos hacen daño, el café desaparece, los recuerdos no.'

4 comentarios:

  1. "Lloraron juntos, corrieron juntos, volaron juntos por las ruinas de la ciudad.

    Por una calle oscura, por una flor de luna, sin razón alguna,
    cuando estaba solo.
    Por que entendía que un recuerdo no se puede edificar."

    Bello. Saludos, Nahuel.

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  2. Odio el café... quizá por eso a mi tampoco se me da bien olvidar. Te sigo en twitter desde hace tiempo (soy @ellaessonrisa) y hoy me he parado a leer tu blog.. creo que también me quedaré a leerte por aquí. :)

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  3. Café...me encaaaaanta el olor a café, y el helado de café.
    El café mola, los recuerdos son una putada, y muchas veces no se limitan a ser algo del pasado.
    Me pasaré a ver qué vas escribiendo (:
    Mucho amol.

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  4. Me gusta el café, pero odio los recuerdos, mi infancia esta llena de muchos malos. Sigo el blog, que por algo es tan... genial.

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