Alas rotas.


       No sabía qué más hacer en aquella habitación que poco a poco se iba convirtiendo en una estúpida jaula. Corría por las paredes y pintaba en el espacio, pero se acabó cansando. Necesitaba salir de allí, necesitaba volver a respirar.


      Decidió escapar de aquella prisión por la ventana. Se puso sus alas -algo rotas- bien colocadas. Hoy tocaba sobrevolar entre esos recuerdos transparentes de aquel verano ya pasado. Saltó y cayó al vacío pero justo antes de chocar con el suelo, llegó a una playa. Esa playa que le parecía tan lejana... con sus olas, su brisa... Y allí se encontraba él: mirándola con sus ojos azules, su cara de indiferencia y su camiseta de los Ramones. Pero cada vez que ella estaba más cerca de él, el recuerdo iba disipándose. Con las ganas que ella tenía de decirle lo importante, por estúpido que parezca, que fue él para ella.

      Estaba claro que ya iba siendo hora de cambiar las alas rotas por unas nuevas, al menos cuando vuelva a volar por sus recuerdos, estará segura de que no desaparecerían tan pronto.

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